Aunque la presencia de grupos de autodefensa en la zona ha sido una constante histórica que hace parte integral de la construcción de la Hacienda - la cual basó buena parte de su existencia y expansión en la apropiación de las tierras de los indígenas, negros y campesinos por medios forzados -, así como de los ingenios azucareros del sur del Valle y el norte del Cauca, este apartado sólo hará referencia a este fenómeno a partir del período de expansión del narcotráfico y la compra de tierras por parte de las mafias del Valle, y la posterior llegada de las denominadas Autodefensas Unidas de Colombia. La aparición del narcotráfico en el Cauca se da en un contexto de una fuerte confrontación entre los grandes propietarios y grupos de indígenas y negros, en la cual la violencia fue la principal herramienta utilizada por los terratenientes caucanos que a través de los llamados “pájaros” o pistoleros a sueldo asesinaron a dirigentes y activistas. Como las reclamaciones de tierras prosiguieron y algunos predios llevaban varios años de ocupación, la respuesta violenta se dio por parte del narcotráfico, el cual llevó a cabo una ofensiva en la adquisición de tierras por parte de mafiosos del Valle, especialmente en el norte del Cauca. Este proceso de apropiación se dio a partir de los alcances en las negociaciones de las tierras ocupadas por parte de los indígenas, hecho por el cual los propietarios resolvieron venderle a los narcotraficantes, los cuales no tendrían mayores dificultades para llevar a cabo una “limpieza” en esas fincas. Una clara evidencia de este proceso lo proporciona la masacre ocurrida en la hacienda El Nilo, municipio de Caloto. Dicha finca se hallaba ocupada por indígenas, estando pendiente un litigio con los propietarios. Los dueños vendieron la finca a narcotraficantes, quiénes a través de un abogado amenazaron a los indígenas. Las amenazas se cumplieron el 17 de diciembre de 1991, cuando un grupo de hombres armados asesinó a 2 indígenas. A raíz de este hecho se presentaron negociaciones con el Gobierno y el INCORA se comprometió a entregar 15.000 hectáreas a las comunidades. Sin embargo el conflicto se siguió agudizando por la constante compra de tierras por parte de los narcotraficantes, principalmente en los municipios con cultivos de amapola como Bolívar, La Vega, Mercaderes, Patía y San Sebastián. Según la investigación La violencia y el municipio colombiano 1980 –1997 del Centro Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional se advierte la presencia en esta región de grupos de autodefensa en los municipios de Caloto, Timbió, Caldono, Argelia y Bolívar, entre otros. De acuerdo con lo registrado en la revista Noche y Niebla, del CINEP y Justicia y Paz, en la primera mitad de la década de los 90s las actuaciones de los grupos de autodefensa se dan principalmente en los municipios de Caloto, Jambaló y Caldono y se extienden en la segunda mitad de los 90s hacia otros municipios como Santander de Quilichao, Buenos Aires, Suárez y
Cajibío.
Al observar la tasa de homicidios por cada cien mil habitantes en el año 2000 en las poblaciones de esta parte del departamento se observa un aumento notable: Buenos Aires pasó de una tasa de 28 en 1999 a 72 en 2000, Caloto pasó de una tasa de 15 a una de 50, Santander de Quilichao pasó de 64 a 115, Suárez pasó de 16 a 28, Morales de 15 a 28, Caldoso de 19 a 25 y Cajibío de 40 a 67. Es de notar que desde 2000 el eje de la incursión paramilitar ha sido la Vía Panamericana, que de manera notable coincide con los municipios que tienen las tasas de homicidio más altas del departamento. La utilización de la Vía Panamericana ha tenido múltiples ventajas en el plano militar: la determinación de esta carretera como eje de acción permite a estos grupos realizar incursiones rápidas, con el elemento sorpresa, a localidades múltiples ubicadas en diferentes puntos cardinales, aprovechando la indefensión de la población civil y la imposibilidad de la guerrilla de atacar en estas zonas.En la actualidad se estima que los grupos de autodefensa, además de ejercer presencia en el norte del departamento, extienden su radio de acción al Macizo y al sur del departamento en municipios como Patía, Mercaderes, Rosas, La Vega, Argelia y Florencia. Los grupos que tienen su radio de acción en este departamento son el frente Pacífico, en los municipios de Guapí, Timbiquí y López; los bloques Calima y Farallones, en el norte del departamento; el bloque Mártires de Ortega en los municipios de Cajibío, Piendamo, Suárez, Morales, Timba, Santander de Quilichao y Buenos Aires; el bloque Libertadores del Sur con presencia en algunos municipios del Macizo Colombiano y el sur occidente; así como las milicias de Popayán y Timbio.

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