miércoles, 24 de noviembre de 2010

Creadores


                          Danir Alberto Agredo

                                                               Michael Narvaez

                                                               Ana Marina Tace

sábado, 13 de noviembre de 2010

DEPARTAMENTO DEL CAUCA

EVOLUCIÓN DEL CONFLICTO ARMADO



El departamento del Cauca se ha configurado como un espacio estratégico para los actores armados, debido a la convergencia de canales de comunicación entre la Amazonía y el Océano Pacífico, Ecuador y el Valle del Cauca, así como la diversidad de su geografía con valles interandinos y selvas, que se extienden desde la Cordillera Central hasta el Pacífico; estas características han favorecido la presencia de grupos insurgentes y de organizaciones de autodefensa. Las principales zonas donde estos grupos al margen de la ley tienen presencia en estos momentos son: la Bota Caucana que comunica con el departamento del Caquetá y con el Putumayo; el Macizo que comprende también algunos municipios de los departamentos de Tolima, Huila, Nariño, Putumayo y Caquetá; la Vía Panamericana que atraviesa el departamento desde Nariño hasta Valle; la zona noroccidental – río Naya, que a través del río San Juan y más arriba por el río Atrato, comunica con el municipio de Buenaventura (Valle) y el departamento del Chocó (Pacífico); la Cordillera Oriental, en los municipios de El Tambo, Argelia,

Patía, Balboa y el piedemonte de la Cordillera Central, especialmente los municipios de Mercaderes y Bolívar (zona de enclave cocalero), la zona del Pacífico, principal para el tráfico de armas y de drogas; así como Popayán y sus alrededores, eje administrativo del departamento.





GUERRILLAS



En el Cauca predominan en la actualidad los grupos armados de las FARC y el ELN pero hay que mencionar que en el pasado actuaron también otras organizaciones entre las que se destacaron el M-19, el Quintín Lame1 y en menor medida el EPL, el Ricardo Franco y el Jaime Bateman Cayón22. Es importante señalar que en 1987 apareció en el Valle el frente 30, principalmente en el Pacífico, el cual ha tenido también incidencia en el Cauca en la región del Naya, en los municipios de Buenos Aires y Suárez así como también en López y Morales. Igualmente hay que tener presente que los frentes 2 y 13, con influencia en Caquetá y Huila, también han tenido alguna incidencia en Cauca. En 1995 el frente 60 ya había hecho su aparición en una región limítrofe entre los departamentos de Cauca, Huila, Caquetá, Putumayo y Nariño y en la actualidad se mueve en la zona sur del departamento en los municipios de El Tambo, Patía, Argelia y Balboa. En los años 90 se estructuraron a su turno las compañías móviles Jacobo Arenas, con mucha incidencia desde el nororiente del departamento hasta la Bota Caucana, así como la denominada Alonso Cortés ante todo en el Pacífico. La presencia del ELN en el Cauca, a diferencia de las FARC, solo se registró a mediados de la década de los ochenta en momentos en que esta guerrilla a nivel nacional registraba una expansión sin precedentes. No obstante, a raíz de intensos operativos militares estas estructuras se han replegado hacia la Bota Caucana, tradicionalmente una zona de retaguardia de esta agrupación guerrillera. Actualmente en la región actúan las guerrillas de la FARC y el ELN, las cuales utilizan como retaguardia las amplias zonas montañosas de las dos cordilleras y las zonas selváticas en el límite del departamento del Putumayo, desde las cuales emprenden sus acciones. En el sector nororiental tiene presencia el frente 6 de las FARC en los municipios de Puerto Tejada, Miranda, Padilla, Corinto, Santander de Quilichao, Páez, Caldono, Silvia, Jambaló, Totoro e Inza (este frente extiende su radio de acción hasta los municipios vallecaucanos de la Cordillera Central, tales como Florida, Palmira, Cerrito, Tulúa y Buga); el frente 13 cuyo eje principal es el departamento de Huila y que desarrolla su accionar armado en los municipios de Puracé, Timbio, Sotará, Rosas, La Sierra y La Vega. Hacia el norte, en la región de El Naya, actúa el frente 30 especialmente en los municipios de Buenos Aires, López, Suárez y Morales, también en los municipios vallecaucanos limítrofes como Dagua, Calima y Buenaventura; el frente 8 cuya principal influencia se encuentra en los municipios de El Tambo, Argelia,  Timbio, Cajibío, Rosas y La Sierra; el frente 60 ubicado principalmente en los municipios de El Tambo, Patía, Argelia y Balboa; el frente 29 cuyo centro de operaciones incluye municipios de la parte norte de Nariño, con presencia en Mercaderes, Bolívar, Patía, Balboa y Florencia; el Frente Arturo Medina ubicado en la Bota Caucana en los municipios de Piamonte, Santa Rosa,San Sebastián y Almaguer; por último la Columna Móvil Jacobo Arenas cuyo amplio radio de acción se extiende desde el noroccidente del departamento hasta la Bota Caucana.





AUTODEFENSAS

Aunque la presencia de grupos de autodefensa en la zona ha sido una constante histórica que hace parte integral de la construcción de la Hacienda - la cual basó buena parte de su existencia y expansión en la apropiación de las tierras de los indígenas, negros y campesinos por medios forzados -, así como de los ingenios azucareros del sur del Valle y el norte del Cauca, este apartado sólo hará referencia a este fenómeno a partir del período de expansión del narcotráfico y la compra de tierras por parte de las mafias del Valle, y la posterior llegada de las denominadas Autodefensas Unidas de Colombia. La aparición del narcotráfico en el Cauca se da en un contexto de una fuerte confrontación entre los grandes propietarios y grupos de indígenas y negros, en la cual la violencia fue la principal herramienta utilizada por los terratenientes caucanos que a través de los llamados “pájaros” o pistoleros a sueldo asesinaron a dirigentes y activistas. Como las reclamaciones de tierras prosiguieron y algunos predios llevaban varios años de ocupación, la respuesta violenta se dio por parte del narcotráfico, el cual llevó a cabo una ofensiva en la adquisición de tierras por parte de mafiosos del Valle, especialmente en el norte del Cauca. Este proceso de apropiación se dio a partir de los alcances en las negociaciones de las tierras ocupadas por parte de los indígenas, hecho por el cual los propietarios resolvieron venderle a los narcotraficantes, los cuales no tendrían mayores dificultades para llevar a cabo una “limpieza” en esas fincas. Una clara evidencia de este proceso lo proporciona la masacre ocurrida en la hacienda El Nilo, municipio de Caloto. Dicha finca se hallaba ocupada por indígenas, estando pendiente un litigio con los propietarios. Los dueños vendieron la finca a narcotraficantes, quiénes a través de un abogado amenazaron a los indígenas. Las amenazas se cumplieron el 17 de diciembre de 1991, cuando un grupo de hombres armados asesinó a 2 indígenas. A raíz de este hecho se presentaron negociaciones con el Gobierno y el INCORA se comprometió a entregar 15.000 hectáreas a las comunidades. Sin embargo el conflicto se siguió agudizando por la constante compra de tierras por parte de los narcotraficantes, principalmente en los municipios con cultivos de amapola como Bolívar, La Vega, Mercaderes, Patía y San Sebastián. Según la investigación La violencia y el municipio colombiano 1980 –1997 del Centro Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional se advierte la presencia en esta región de grupos de autodefensa en los municipios de Caloto, Timbió, Caldono, Argelia y Bolívar, entre otros. De acuerdo con lo registrado en la revista Noche y Niebla, del CINEP y Justicia y Paz, en la primera mitad de la década de los 90s las actuaciones de los grupos de autodefensa se dan principalmente en los municipios de Caloto, Jambaló y Caldono y se extienden en la segunda mitad de los 90s hacia otros municipios como Santander de Quilichao, Buenos Aires, Suárez y
Cajibío.



Al observar la tasa de homicidios por cada cien mil habitantes en el año 2000 en las poblaciones de esta parte del departamento se observa un aumento notable: Buenos Aires pasó de una tasa de 28 en 1999 a 72 en 2000, Caloto pasó de una tasa de 15 a una de 50, Santander de Quilichao pasó de 64 a 115, Suárez pasó de 16 a 28, Morales de 15 a 28, Caldoso de 19 a 25 y Cajibío de 40 a 67. Es de notar que desde 2000 el eje de la incursión paramilitar ha sido la Vía Panamericana, que de manera notable coincide con los municipios que tienen las tasas de homicidio más altas del departamento. La utilización de la Vía Panamericana ha tenido múltiples ventajas en el plano militar: la determinación de esta carretera como eje de acción permite a estos grupos realizar incursiones rápidas, con el elemento sorpresa, a localidades múltiples ubicadas en diferentes puntos cardinales, aprovechando la indefensión de la población civil y la imposibilidad de la guerrilla de atacar en estas zonas.

En la actualidad se estima que los grupos de autodefensa, además de ejercer presencia en el norte del departamento, extienden su radio de acción al Macizo y al sur del departamento en municipios como Patía, Mercaderes, Rosas, La Vega, Argelia y Florencia. Los grupos que tienen su radio de acción en este departamento son el frente Pacífico, en los municipios de Guapí, Timbiquí y López; los bloques Calima y Farallones, en el norte del departamento; el bloque Mártires de Ortega en los municipios de Cajibío, Piendamo, Suárez, Morales, Timba, Santander de Quilichao y Buenos Aires; el bloque Libertadores del Sur con presencia en algunos municipios del Macizo Colombiano y el sur occidente; así como las milicias de Popayán y Timbio.


ACCIONES DE LOS GRUPOS ARMADOS IRREGULARES


El año 2003, proyectando la cifra con base en lo registrado hasta octubre, representa el pico más alto de la actividad armada de los grupos subversivos desde 1985. En este año se registraron un total de 110 acciones, 38 más que las del pico de 2000, 63 más que las presentadas en 1991, 72 más que las de 1986. Este ascenso se explica principalmente por el aumento de los ataques a las instalaciones de la Fuerza Pública, sobre todo de la Policía, que de seguir la tendencia presentada de enero a octubre de 2003, aumentarían en un 650% con relación al año 2002, las emboscadas que ascenderían en un 200% y los actos de terrorismo que crecerían en un 53%. Al mirar el comportamiento de la actividad armada de la guerrilla en los últimos cuatro años se puede observar el notable ascenso de las acciones en el año 2000, esto debido principalmente a la intensificación de la confrontación entra las fuerzas del Estado y las organizaciones insurgentes que se vio representado en el aumento de las acciones terroristas, como la voladura de torres de energía, la quema de viviendas (como ocurrió el 7 de octubre en Cajibío donde guerrilleros de la columna móvil Jacobo Arenas y el frente 8 de las FARC incineraron cuarenta casas), la quema de buses (principalmente de la empresa Expreso Bolivariano). De la misma manera se dio un aumento de los ataques a instalaciones de la Fuerza pública: este año la estación de la Policía de Argelia fue hostigada en tres ocasiones, en los meses de febrero, marzo y noviembre respectivamente; así mismo las estaciones de los municipios de Suárez, Buenos Aires, Páez, Miranda y Almaguer (el 80% de estas acciones fueron llevadas por las FARC y los demás por el ELN). Así mismo los hostigamientos aumentaron.




En 2003 el accionar de los grupos subversivos aumentó pasando de 53 acciones a 103, para un ascenso del 94%, tomando como referencia lo acontecido en los diez primeros meses del año. De seguir la tendencia registrada de enero a octubre las FARC doblarían su actividad, al pasar de 47 en 2002 a 98 en 2003, registrando un aumento en el conjunto de acciones: de 10 actos terroristas en 2002 se pasaría a 22 en 2003, proyectando este último año con base en lo acontecido hasta octubre; los asaltos a población ascenderían de 1 a 6, los ataques a instalaciones de la Fuerza Pública de 4 a 29, las emboscadas de 4 a 11 y los hostigamientos de 28 a 31. Lo anterior muestra que en el departamento del Cauca, la insurgencia no ha optado por replegarse sino que por el contrario está plenamente en actividad por medio de la implementación de las estrategias y tácticas propias de la lucha de guerrillas, consistentes en atacar y replegarse, evitando el combate abierto. La Policía ha sido el objetivo primario de las FARC, atacando las estaciones del municipio de Caldono en 6 ocasiones; de Argelia en 4; de Silvia y Toribío en 3; de Puracé en dos; y en una oportunidad las estaciones de Cajibío, El Tambo, Jambaló, Miranda, Paispamba y Totoró.









ACCIONES MILITARES DE LA FUERZA PÚBLICA


El departamento del Cauca hace parte de la jurisdicción de la Tercera División del Ejército, con presencia del Batallón de Infantería No. 7 General José Hilario López de Popayán, la Brigada Móvil No. 6 con sede en la capital departamental y el Gaula Cauca. Además también se encuentra el Batallón Fluvial de Infantería de Marina No. 10. Según el Ministerio de Defensa Nacional en el Cauca el Ejército cuenta con 1.107 efectivos – sin contar los efectivos del Batallón Fluvial de Infantería -. La Policía, a marzo de 2003, contaba con presencia en 32 de los 41 municipios con un dispositivo de 1.921 hombres. Las poblaciones sin presencia policial son Almaguer, Florencia, Jambaló, La Vega, Piamonte, San Sebastián, Santa Rosa y Sucre. La actividad de la Fuerza Pública se ha venido desarrollando de manera creciente. De 19 combates contra los grupos armados irregulares en 1998, se pasó a 21 en 1999, 28 en 2000, 43 en 2001, 51 en 2002 y finalmente 68 en 2003, proyectando la cifra con base en lo registrado hasta octubre. Esto muestra un aumento del 258% en los contactos armados por iniciativa de la Fuerza Pública en los seis años considerados. De 1998 a octubre de 2003, 331 miembros de los grupos armados irregulares fueron dados de baja, de los cuales el 79% pertenecen a las FARC, el 18% al ELN y el 3% a las autodefensas.